El niño de los Burritos

Gerardo y Carlos Murillo.

El niño de los Burritos

Comenzamos vendiendo burritos los dos juntos dentro de la Universidad Autónoma de Aguascalientes desde marzo del 2016 aproximadamente.

Nuestro papá tenía un negocio de comida y era de ahí donde tomábamos guisados para preparar los burritos. Inicialmente llevábamos alrededor de 25 burritos cada quien para abastecer a nuestros compañeros de clase y con el fin de poder costear un poco mejor nuestros gastos personales y académicos.

Fue cuestión de días para que nuestros clientes nos pidieran cada vez más producto o que nuevos clientes se acercaran y les gustara el producto; debido a esto aumentamos gradualmente nuestra producción, pasando de 25 a 30, 40 burritos al día y así sucesivamente, vendidos por persona.

Para mediados de año nuestras ventas eran de 50 burritos aproximadamente cada quien, 100 en total. Cabe mencionar que en ese momento cada quien surtía la cantidad de materia prima necesaria para abastecer su propia producción, cada quién recibía su propia ganancia y tenía sus gastos propios.

Nuestra operación desde un principio fue entorpecida debido a que no contamos con permiso para vender dentro de la universidad, convirtiéndose en nuestro principal obstáculo para poder operar con tranquilidad y con la certeza de que no nos frenarían de lleno algún día.

Para ser sinceros, a pesar de las prohibitivas por parte de la seguridad de la universidad, nosotros permanecimos lo más discretos posible, pero continuamos con nuestras operaciones, mostrando aferro a nuestra idea, pero sobre todo a la necesidad de generar ingresos económicos.

Nuestra venta era (y de echo sigue siendo) transportando el producto por medio de hieleras, siendo necesarias cada vez más para poder abastecer la creciente pero aun así discreta demanda de las zonas cercanas a nuestro salón de clase respectivamente.

Mientras Gerardo estudiaba la carrera de Ingeniería industrial, yo, Charly, estudiaba 7mo semestre de Ingeniería civil y eran las zonas de nuestras respectivas carreras las que tenían más acceso al producto.

Seguimos vendiendo al inicio del semestre febrero-junio de 2017, de la misma manera individual, pero agregando poco a poco más variedad en los guisados del burrito. Fue ahí que surgió la necesidad de llegar directo al cliente que sí quisiera nuestro producto y evitar perder tiempo en ofrecer a gente que no lo quería, mejorando lo realizado el año anterior, ¿cómo hacerlo?

Un día mi hermano Gerardo sostuvo una conversación casual con César Leal, amigo nuestro de hace muchos años quien estudiaba la carrera de computación inteligente también dentro de la Universidad Autónoma. En dicha plática Gerardo preguntó si sería posible hacer algo en tiempo real en donde la gente pudiera ver la cantidad disponible de nuestro producto para después hacer la compra, César desde un inicio se mostró capaz y accedió a ayudarnos a llevar a cabo el proyecto.

Para finales de febrero de 2017 decidimos unir esfuerzos y ser parte de un mismo sistema que generara un solo gasto para materia prima, una misma ganancia para crecimiento de la idea y dos sueldos que nosotros mismos nos fijamos. Ahora trabajábamos los dos juntos bajo una misma idea y coordinando esfuerzos, seccionando la universidad en dos zonas, la norte y la sur, siendo Geras quien se encargaba de la sur, y yo de la norte.

La clientela iba en aumento y comenzaban a hacer pedidos vía Whatsapp para que les entregáramos en su salón y evitar buscarnos o quedarse sin producto, esto se gestaba a la par que César trabajaba en el sistema para crear pedido de burritos vía aplicación móvil

Fue así que después de diversas pruebas y simulaciones al sistema, después de 4 meses por fin este estaba listo y funcional, representaba una reducción brutal en cuanto a uso de tiempo y esfuerzo, además de algo totalmente novedoso para los alumnos de la universidad quienes necesitaban adquirir sus alimentos sin perder tanto tiempo ni tener que trasladarse para acceder a estos, además de evitarse buscarnos sin dar con nuestra ubicación.

El 8 de marzo de 2017 se lanzó públicamente a los alumnos de la Universidad Autónoma de Aguascalientes la app móvil El Niño de los Burritos generando expectativa y curiosidad en la comunidad universitaria.

Las ventas aumentaron para llegar a 200 burritos entregados por día, cifra que se mantuvo mientras reestructurábamos nuestro sistema detrás de bambalinas: la producción.

Cerramos labores para vacaciones de verano, periodo en el que nos las ingeniamos para ganar dinero de la música y trabajo en el campo, esto mientras fijábamos metas, nos preparábamos mentalmente leyendo y rodeándonos de aprendizaje constante y estableciendo objetivos para cuando iniciara el nuevo semestre.

Entonces llegó, el 14 de agosto comenzábamos nuevamente operaciones. Abrimos un mercado pequeño fuera de la universidad, con el fin de expandirnos, así las ventas entre universidad y puntos externos eran de 240 a 250 burritos por día.

Lo extraordinario se hizo presente, el viernes 18 de agosto un joven de la universidad publicó un tweet en donde decía literalmente: “Hay una app que se llama El Niño de los Burritos y reparte burritos por toda mi uni…esto es el 2036”. El sábado 19 de agosto comenzaron a llovernos mensajes de muchas fuentes en donde aseguraban que éramos virales, mi hermano y yo nos mostramos contentos pero sin la más mínima idea del verdadero tamaño que el tema estaba tomando a nivel regional. Pasaban los minutos y la noticia se difundía por las redes sociales de forma viral hasta llegar a nivel nacional. Para el domingo ya se mencionaba en puntos específicos de Estados Unidos y, a decir verdad, ni siquiera estamos 100% conscientes de las demás fronteras que esto haya traspasado realmente.

Nos contactaron medios de comunicación, personas interesadas en trabajo dentro de la empresa y gente que quería utilizar el sistema a manera de franquicia. Entonces decidimos de inmediato aumentar a como diera lugar nuestra producción llegando a 300 burritos entregados a partir del lunes 21 de agosto.

La semana fue todo un tema, la gente daba muestras de cariño y admiración hacia lo que estaba ocurriendo y comenzaron a llover pedidos de personas alrededor de prácticamente todos los estados de la República Mexicana, los cuales, obviamente no podíamos atender en ese momento, dejando las puertas abiertas para poder hacerlo lo antes posible y con la firme creencia de que lo haremos. Pausamos las ventas fuera del campus para poder enfocarnos al servicio dentro del mismo. La producción aumentó siendo 600 burritos los entregados por día, cantidad que sigue hasta la fecha y que aún muestra déficit de oferta en base a la demanda que existe.

Ahora, ya con procesos de registros de marca, estructuración completa de la empresa y perfeccionamiento continuo de producto y servicio buscamos cubrir completamente los campus de la Universidad con un sistema eficiente y estable para así poder trasladar el concepto fuera de la misma.